sábado, 31 de agosto de 2013

Crematorio, de Manuel Chirbes

Una voz original en la narrativa actual española...

Rafael Chirbes escribe bien, muy bien, es un hombre de gran cultura que no sólo maneja con habilidad las referencias literarias sino que hace un análisis político y social de distintos temas de actualidad con humor y distancia suficientes como para convertirlos en argumentos narrativos.

A Chirbes lo vi en una caseta en la Feria del Libro, dispuesto a firmar ejemplares a unos lectores que no aparecían. En las casetas vecinas, presentadores de TV que llenan páginas, que no escriben  literatura tenían largas colas. Después de leer este libro, personalmente, dan ganas de conocerle y charlar con él, el libro es interesante, el autor es interesante.

Crematorio es la metáfora de una sociedad corrompida y depredadora que quema todo aquello de lo que venimos, en España,especialmente en Levante, por la especulación inmobiliaria. Pura realidad, expresada desde el punto de vista de un coro de protagonistas, familiares y amigos, de Matías Bertomeu, un izquierdista aburguesado, con una vida de luces y sombras. En las últimas horas de Matías, en su muerte, estos personajes van tejiendo sus pensamientos y sus vidas, bien a través de un monólogo interior, como en el caso de Rubén, hermano de Matías y protagonista real de la trama, bien a través del narrador.

Son personajes diferentes, que se expresan sin concesiones, de una forma lineal, sin cortes, sin diálogos, con un tono pesimista que se va concatenando en todos ellos, en todas sus voces y que le da un tono ceniza a toda la obra. Rubén es el promotor inmobiliario sin escrúpulos, Mónica es la segunda esposa, joven, desclasada y arribista, Silvia es la hija de Rubén, alejada ideológicamente de su padre pero unida a él en lo más profundo, Federico Brouard, es el amigo de ambos hermanos, escritor y vividor que está también al borde de la muerte, Juan, el marido de Silvia, Rafael Collado, la mano derecha de Ruben al comienzo pero ahora en sus horas bajas... los rusos, la madre de Rubén y Matías, las dos esposas de éste... Diferentes perspectivas, a través de las voces de todos ellos que se manifiesta con una enorme crudeza; es la vida como es, ante la muerte pero, curiosamente, no pasa nada, no hay acción es un flash back a través de las voces de los personajes con sus luchas interiores, sus deseos, sus contradicciones, sus inquietudes y sus enfrentamientos.

Es una gran novel de crítica social sobre nuestra sociedad, bien escrita, que plantea una crítica global sobre la sostenibilidad de nuestra sociedad pero sin posturas políticas específicas, sin un posicionamiento explícito... sólo los hechos, sólo un feroz análisis de la realidad.

Una estructura trabajada a través de las voces de los personajes y que se artícula en torno a 13 capítulos en los que destacan los 3 monólogos de Rubén, la voz más contradictoria, el personaje con más matices.

Me ha gustado esta novela, aunque a veces pierdes el sentido de quien habla, lo que exige un esfuerzo en el lector. Pero también es de agradecer que no sea fácil, que nos obligue a pensar... por lo que dice y por cómo lo dice; fondo y forma, que aquí están perfectamente conectados.

Si le tuviera que poner una música a Crematorio, lo primero que me viene a la cabeza es esa voz ceniza, dura y que transmite tanta emoción, como la de Leonard Cohen en Who by fire



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