¿Es el gran Tolstoi un anti-feminista radical? ¿Estamos justificando el crimen pasional?
Su novela titulada,
Sonata a Kreutzer (en referencia a la Sonata
Nº 9, en La mayor, opus 47, del mismo nombre, de Beethoveen), es una joya literaria, breve pero densa en significados, que relata una historia que cuenta un viajero, Pozdnishev, en un tren a su acompañante.
En primer lugar, hay que entender el momento, entender que esta novela se escribió en 1889 y transportarse a un vagón de tren de la Rusia de entonces, ponerse a escuchar la sonata y... no juzgar, sólo leer. Porque si juzgamos y, además, conocemos al menos de oídas, la tensa relación que mantenía Tolstoi con Sofía, su mujer y madre de sus hijos, entonces tiraríamos el libro por la ventana por anti-feminista, por misógino, por sus diálogos hirientes sobre la mujer y por la enorme violencia que respira el análisis sobre las relaciones personales en una pareja... ¿Le sirvió de desahogo ante su mujer, esta novela?
Sin embargo, ninguna frase nos deja indiferente; detrás de los diálogos de tono violento y juicio rápido, se esconden preguntas sobre las relaciones humanas. Además, el sonido del violín, e ritmo de la novela, que se entreteje entre lo que cuenta el viajero (el protagonista aparente) y el pensamiento del narrador (el otro protagonista), hace que continuemos su lectura fascinados.
La sonata de fondo es inevitable escucharla en algún momento de la lectura... es la pieza que sirve de excusa para el encuentro entre los amantes, entre el violín y el piano... Cuando el amor del matrimonio, se convierte ya no en rutina sino en odio, cuando las relaciones son algo inestable y llegan los celos, todo se justifica en la novela, hasta el asesinato de la propia esposa.
A pesar de que, aparentemente, en la novela se justifica el asesinato por celos, el protagonista vive condenado a viajar de tren en tren, explicando su propia tragedia, buscando la comprensión, si no el perdón, de quienes le escuchan y le acompañan en el viaje. Pozdnishev encuentra el perdón de la justicia pero no el perdón interior y eso es lo que, al final, a un lector moderno, nos ofrece cierta modernidad en el pensamiento del novelista. El protagonista vive enfrentado a sus demonios interiores, en vida de su mujer y en su muerte; nada le salva, la complejidad de las relaciones de pareja y los celos, convierten el amor carnal en duda y agonía. Celibato y acercamiento a Dios son dos temas que van sucediéndose en la obra, como contraposición a esos demonios interiores que nacen del amor carnal...
Y, por encima del moralista radical y encendido, por encima de sus ideas rancias, contradictorias y relacionadas con sus propias pasiones amorosas, aparece el
Tolstoi escritor, soberbio y profundo, que con dos pinceladas describe la psicología de lo personajes y que nos conduce a un mundo de duda sobre las pasiones amorosas del que casi nadie está exento. Una gran novela corta que nos enfada, nos divierte y nos hace pensar...
Una lectura corta para una larga primavera de lluvias y cielos rojos, un verano que se hace esperar...