¿Una novela sobre segundas oportunidades? Aunque ese sea el gancho comercial de la portada porque todos queremos creer en "segundas oportunidades", al menos en esta época de nuestras vidas, es un texto para la reflexión porque nos habla de la frustración y de la lucha por la vida y, sin duda, tiene algo de novela barojiana en la lucidez de los propios personajes que contemplan sus miserias, sin concesiones a la auto-compasión.
Es una novela americana ambientada en Montana y en la que la naturaleza, el río, las montañas, el clima... todo, tiene un papel muy importante; naturaleza de la que somos parte, en el amor, en la muerte y en la forma de vida de sus protagonistas. Uno se imagina el paisaje como en una película americana: en primer lugar, el río, que aparece como un personaje más, como algo recurrente (todo sucede alrededor del río), las Montañas Rocosas al fondo, una ciudad pequeña con grandes pinares, esa naturaleza inmensa y conmovedora de América, una América poco poblada, de granjeros y con un clima duro, del norte. Y es esa naturaleza poderosa la que se adueña de las emociones y acaba influyendo en sus personajes, a través de las estaciones, la nieve o la primavera, o a través del propio río que separa dos partes de la misma ciudad.
Con este novela sobre la soledad y la naturaleza, uno recuerda las grandes películas del Oeste y la música country, como la de John Denver en Country Roads. Música que también se acompasa y se refleja en el movimiento constante en carretera, el coche, los coches, el baile de viajes de los personajes, con sus encuentros y desencuentros... el sentido del viaje como parte de la búsqueda.
Alcohol, amores frustrados... Es una novela que transmite un enorme nihilismo... que, curiosamente, convive con el típico costumbrismo del cine y una parte de la novela americana: el bar de carretera, la cerveza en la nevera, el coche pick-up... Los protagonistas son personas en su lucha por la vida, que se enfrentan a la enfermedad (Betsy), a la pérdida de la pareja (June), al amor imposible (Layla), a la bebida (Howard)... y todos ellos, a la soledad, a a esa soledad profunda que les (nos) aleja de los demás. RL es el padre, el amigo, el amante, el eje central sobre el que pivotan el resto de los personajes, que también flota en esa soledad de los que aún buscan el sentido de la vida, el sentido después del fracaso, la oportunidad para volver a encontrar ese resorte que le devuelva el sentido de la vida.
Entre libros y calderos, alimentemos el cuerpo y el espíritu... Removamos el caldero de nuestras vidas; el de los fogones y el de las cosas que nos van pasando. Pasemos las páginas de los libros... nuestras propias páginas y la de nuestros amigos. ¿Por qué... qué cosas nos acompañan en la vida? Un buen plato, una salsita pa´mojar, un novelón, un personaje maravilloso, una historia... Literatura y cocina, que están siempre en nuestras vidas, en las de algunos/as... claro!!
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